sábado, 3 de marzo de 2012

El Descendimiento en barro - Parte 3

Para policromar las figuras, hemos contado con la inestimable ayuda de Jesús Martín de los Santos, presidente de la Asociación de Belenistas de Cuenca, quien nos ha enseñado todos los pasos a seguir en este laborioso proceso.

La policromía se realiza de diferente modo dependiendo de si la zona a tratar lleva dorado o no. En caso de no llevarlo, bastará con sacar una mezcla con acrílico lo más parecida al tono del original. Una vez hecha se aplica la pintura acrílica sobre la parte deseada, disolviendo con un poco de agua si fuera necesario.

Las partes que llevan dorado son más laboriosas. En nuestro caso las imágenes llevan dorado en algunos ropajes, cabello y barbas. Además, los Santos Varones llevan también plata en los tocados de sus cabezas.

Sobre las superficies en las que vayamos a aplicar el oro, se dan antes tres capas de mixtión mezclado con agua. Esta mezcla que da un resultado amarillo, sirve para que el oro se adhiera después.

Con sumo cuidado, se cortan láminas de pan de oro en trozos pequeños que se van añadiendo sobre las partes donde se ha aplicado anteriormente el mixtión. De esta forma, llegaremos a tener doradas todas las partes de la figura que lo requieran.

Una vez doradas las partes señaladas, se pintará sobre ellas con temple al huevo. Esta pintura una vez seca, es muy fácil de retirar, lo cual es indispensable para realizar el estofado. Una vez aplicada y seca la pintura al temple, se realizará el estofado, dibujando con un palillo los adornos que vemos en las diferentes vestiduras. Al levantar la pintura de este modo, quedará el oro a la vista, lo cual deja como resultado un bellísimo efecto que realza las figuras aun más.

Una vez acabado el estofado, se aplicará goma laca para evitar que se levante el resto de la pintura.

Llegados a este punto, sólo falta pintar las carnaciones como caras, manos, pies… Para conseguir un efecto de mayor naturalidad, se utilizan veladuras que dan mayor verismo y color a la piel, como veladuras rosadas en mejillas y labios o algunas sombras en determinados puntos.

Por último, se aplica una capa muy suave de betún de Judea en zonas muy puntuales, para oscurecerlas y lograr un volumen mayor.

Con todo esto, ya contamos con nuestras figuras acabadas y policromadas, por lo que sólo resta realizar una cruz y dos escaleras en madera (pintadas en negro) y proceder al montaje sobre las andas.

Cruz y escaleras se fijan con clavos y tornillos, reforzando algunas zonas con cola blanca. Las figuras con peana como San Juan, la Virgen y la Magdalena se atornillan a la base, mientras que los Santos Varones van fijados con cola blanca a la cruz y las escaleras.

Para terminar se coloca un sudario, que consiste en una fina tela blanca tintada con té para que quede acorde con el conjunto, y se alfombran las andas con hojas de color verde a modo de yedra. En nuestro caso, lo hemos hecho con hojas artificiales para que sean más duraderas y no ennegrezcan como las naturales al secarse.

Dos años y medio han sido necesarios para que esta idea que surgió de Sergio Murgui haya visto la luz, y ha dedicado muchas horas a modelar y policromar estas figuras desde que surgiera la idea en junio de 2009.

Tampoco podemos olvidarnos de Francisco Torrecilla y Jesús Martín de los Santos, quienes han dedicado también mucho tiempo, el primero realizando las andas y el segundo cociendo las figuras, aconsejándonos respecto a la policromía y encargándose del montaje final.

A todos ellos: muchas gracias. Ahora sólo nos queda esperar que los niños puedan sacar este pequeño paso en procesión por las viejas calles de Cuenca, escuchando marchas procesionales gracias a los altavoces que llevan las andas en su interior, otro detalle que no puede pasar desapercibido.

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